¿Cómo dar malas noticias?

Informar es un proceso dinámico, no es un acto único. Es una cuestión de actitud.

Debemos diferenciar entre una mala noticia que transmitimos en nuestro ámbito de las relaciones cotidianas, y el proceso de dar malas noticias en el entorno sanitario.

En el primer caso, lo primero que debemos tener en cuenta es quién es la persona adecuada para transmitir esa información, valorar otras opciones y ver la más indicada. Atender al grado de implicación emocional con el asunto y con la persona a informar –atender a qué emociones despierta en mí conectar con el tema a abordar- de cara a valorar si se es la persona adecuada para transmitir esa información, si se necesita el apoyo de alguien más… como dar malas noticiasPrever posibles respuestas a nivel emocional y conductual de la persona a la que se informa, preparando respuestas ante ello y ante dudas que puedan surgir. Tras ello, preparar el momento y el lugar (contexto espacio-temporal adecuado): concretar con la persona a informar qué momento le viene bien para hablar, disponiendo de tiempo suficiente para lo que pueda surgir, y utilizando un espacio adecuado, donde os sintáis cómodos, sin interrupciones ni ruidos. Todo ello dirige hacia un encuentro que refleja la importancia del momento y de la información a transmitir. Sentarse próximos uno a otro, y trasmitir la información, de forma sincera,  clara y con datos objetivos,  introduciendo el tema de forma gradual, dejando espacios para que la otra persona vaya procesando la información. Tras transmitir la información más destacada, dar espacio a las dudas, preguntas, detalles… y dar espacio así mismo a las respuestas emocionales que puedan surgir, aceptándolas, apoyando y acompañando a la persona.

La forma en la que nos comunicamos  y el proceso de informar en el entorno sanitario, afecta a la satisfacción del paciente, así como a  su bienestar, a su calidad de vida y a la adhesión al tratamiento.

  • La falta de información y de comunicación conducen a un sufrimiento innecesario.
  • Permite identificar y entender el mundo de los valores de los pacientes.

Informar:

  • Es un derecho del paciente.
  • Existe el derecho a no saber.
  • Informar facilita la adaptación y la percepción de control.
  • Favorece la posibilidad de planificarse con objetivos reales y realizables.
  • Favorece la participación del paciente en la toma de decisiones.

En este caso es el médico de referencia del paciente la persona más indicada para informar de malas noticias. Es importante que en este proceso se implique el equipo interdisciplinar que atienda al paciente.

  • Las necesidades de cada paciente deben ser la medida de cuánta información requiere el paciente en cada momento del proceso.
  • Se trata de descubrir los valores y preferencias del paciente, incorporarle a la toma de decisiones y permitirle prepararse para enfrentarse a aquello sobre lo que se informa (enfermedad, discapacidad, muerte…).

como dar malas noticias oncologiaR. Bucknam refirió una serie de pasos para ello:

1 PREPARACIÓN de la entrevista y del contexto espacial y temporal

2 EXPLORAR lo que el paciente sabe

3 IDENTIFICAR qué quiere saber el paciente

4 COMPARTIR la información

5 IDENTIFICAR, aceptar y responder a las reacciones emocionales. Identificar preocupaciones

6 PLANIFICACIÓN del futuro y seguimiento.

La información se debe transmitir de un modo realista: cuidando el mensaje, utilizando el código del paciente, de forma clara y sencilla. Debemos seguir el ritmo del paciente, respetando sus tiempos y sus silencios. El modo de transmitir la información partirá de la empatía y la calidez, promoviendo el diálogo, explorando preocupaciones, siempre desde una actitud de respeto y atención plena.

No olvidemos que ya estemos en nuestro entorno social o en el ámbito sanitario, el enfrentar el dolor emocional de una persona, así como las implicaciones de su problema (enfermedad, próxima muerte…), y explorar el significado o la carencia del mismo que para esa persona tiene la vida y el futuro, nos expone a nuestros propios temores, vulnerabilidad y limitaciones, a veces no reconocidos por nosotros mismos. Por lo que es importante detectarlos y trabajar sobre ellos, y así poder prestar el mejor apoyo a la persona junto a la que nos encontramos.

No se puede curar al mundo

sin curarse primero a uno mismo.

(Dra. Kubler Ross)

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