Estás sentad@ en clase o en una conferencia, supuestamente prestando atención; pero en tu mente te encuentras elaborando una lista de todas las cosas que necesitas hacer, o de las cosas que podrías estar haciendo si no estuvieras ahí. De repente, te das cuenta de que todo el mundo te mira, expectante, esperando que des una respuesta. Estás en blanco, tratando de elaborar una respuesta semicoherente…
¿Qué ha ocurrido?
Tu mente no estaba enfocada en lo que estabas haciendo.
El Dr Jon Kabat-Zinn, fundador del Center for Mindfulness in Medicine, Health Care, and Society de la Universidad de Massachusetts, define el mindfulness como prestar atención a propósito, en el momento y sin crear juicios. La atención, según el autor, es la facultad que nos permite conectar con lo que ocurre en nuestras vidas, para saber lo que está ocurriendo o darnos cuenta de que no sabemos qué sucede.
Según el psicólogo Ronald Siegel, mindfulness es la atención prestada al momento presente con aceptación, tanto de lo que entra en la mente, como lo que sucede en el cuerpo. Mindfulness nos ayuda a controlar nuestras respuestas emocionales y pensamientos. No se trata de centrarnos en el pasado, ni en lo que pensamos pueda ocurrir en el futuro, sino de prestar atención a nuestra mente y a nuestro cuerpo, estando presentes en el ahora.
¿QUÉ OCURRE EN NUESTRO CEREBRO MIENTRAS PRACTICAMOS MINDFULNESS?
Wendy Hasenkamp, psicóloga neurocientífica del equipo del Mind and life institute, utilizó la resonancia magnética funcional para evaluar la actividad cerebral practicando mindfulness en un grupo de 14 personas.
Ya que la atención plena se dirige a concentrar la atención en algún elemento de nuestra experiencia (pensamiento, sensaciones…), el ejercicio de atención plena que propusieron para el estudio consistía en concentrarse en la respiración.
Tras analizar los resultados a través de resonancia magnética funcional, Hasenkamp describió varios pasos que sigue nuestra actividad cerebral al practicar mindfulness:
1 El primer paso, que definió como mind wandering, se trata de cuando la mente está divagando, estamos soñando despiertos y nuestra mente no está enfocada en algo en particular. En ese momento, en el grupo de estudio se iluminaba la corteza cingulada posterior y la zona del precúneo (en el lóbulo parietal superior del cerebro).
2 Conciencia de la distracción. Cuando nos damos cuenta de que la atención no está enfocada en el objeto del ejercicio, se activan las áreas relacionadas con el control ejecutivo. Es decir, al darnos cuenta de que estamos divagando, se ilumina el área de la ínsula anterior y la corteza cingulada anterior, una región muy importante para la autorregulación y el autocontrol.
3 Reorientación de la atención. En este paso se activan dos áreas prioritarias: la corteza prefrontal dorsolateral, -que se encuentra en la parte frontal del cerebro y lóbulo frontal-, y el lóbulo parietal inferior. Estas zonas nos permiten salir de la distracción y reorientar nuestra atención a las sensaciones de la respiración.
4 Foco en la respiración. Al mantener la atención en la respiración, se activa la corteza prefrontal dorsolateral. Se trata de una región que se activó al redirigir la atención a la respiración (en el punto 3); al mantener el foco en la respiración, la corteza prefrontal dorsolateral continúa activa. Éste área está directamente relacionada con la atención y con la memoria de trabajo.
Este proceso de activación de redes neuronales es cíclico, es decir, tras centrar el foco en la respiración, aparece alguna distracción (pensamientos, recuerdos…) y perdemos la concentración en la respiración, cambiando el foco de atención y volviendo al punto 1 (divagando, soñando despiertos). Tras ello volvemos a darnos cuenta de que hemos perdido el foco de atención y a mantener el foco en la respiración. Al repetirse la secuencia de forma cíclica, mediante mindfulness entrenamos la capacidad de redirigir y mantener la atención, y la capacidad para regular nuestros estados internos.
MINDFULNESS COMO MODO DE SER Y ESTAR EN TU VIDA
En nuestro día a día, a menudo nos dejamos llevar por pensamientos acerca de cosas que nos han pasado, o acerca de lo que pensamos que puede suceder; son solo pensamientos, pero a veces los confundimos con la realidad, y ello conlleva una serie de respuestas emocionales. En muchos casos entramos en una espiral de rumiaciones sobre el pasado o sobre el futuro, sintiéndonos ante ello tristes, ansiosos, enfadados…
Además, en nuestra sociedad nos enfrentamos diariamente a múltiples estímulos, lo que dificulta que centremos nuestra atención y facilita que nos perdamos entre distracciones.
Con mindfulness, al centrar tu foco de atención en tu experiencia (ya sea en tu respiración, en la experiencia de comer, caminar…), dejándote sentir, permitiéndote estar presente, sin juicios, podrás mejorar tu capacidad de atención, de concentración, de estar en el ahora, de manejar tus distracciones en el día a día, de relajarte; conseguirás potenciar tu bienestar.